martes, 26 de mayo de 2015

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Tengo un perro. Se llama Yoshi Lanita. Tiene correa pero no se escapa. No sabe qué onda el mundo. Tengo un perro. Tengo una correa en el cuello. No cacho. Se llama Yoshi Lanita. Es la revelación de los perros. Lo único que puede salvarme. Yoshi Lanita. Tan caro que era. Tan tonto. Tengo lanita. Una correa en el cuello. Me marea el perro. No sabe nada.

martes, 12 de mayo de 2015

¿A quién le creo?

Un poeta dice que el mundo es un infierno, un lugar terrible, oscuro, insoportable.
Una terapeuta alternativa dice que vivimos una época de luz, donde pronto alcanzaremos una dicha sin precedentes.

¿A quién le creo?

El poeta es la enfermedad
La terapeuta es la salud

El poeta trabaja con los demonios
La terapeuta trabaja con los ángeles

El poeta sufre > evoca su sufrimiento en cada palabra, lo reconoce o no lo entiende, lo ausculta, obsesivamente lo rodea con fuego acercándose a él para experimentarlo en todo su dolor.
La terapeuta tiene sus cosas resueltas > la consciencia está puesta en lo divino porque nada la arrastra al mundo inferior, ella esquiva los fuegos del infierno con las facultades volátiles que su experiencia le entregó.

El poeta es masoquista. Se destruye y busca la destrucción. Se rasca las costras aunque sangren. Se aniquila y se desangra porque él es su todo, porque su interioridad se lo come, y sus palabras son como su carne al revés, expuestas al público que las desprecia, las ignora o las elogia.
La terapeuta busca sanar a los demás. Toda su obra es gracia del espíritu, luminosidad que ella, por generosa, le entrega a la humanidad. Es necesario compartir… ayudar a otros cuando uno es todo salud, todo dicha.

El poeta es esclavo de la verdad. Y la verdad es desagradable, un símbolo invertido de todo lo que la cultura nos intenta mostrar. Como las flechas de un anticupido la verdad lo cruza sin poder este esquivarla. Su mano delirante sólo relata los negros sentimientos, las ansiedades, los miedos que le deja la verdad.
La terapeuta es esclava de su propia verdad. Estudiando encontró un método que le da sentido al universo, que dota de significado a toda la existencia. Su tarea no es más que dar a conocer esta verdad, propagarla para que el mundo comprenda su verdadera naturaleza sagrada.

El poeta es pura duda
La terapeuta es puro entendimiento

Cada unx ve el mundo desde su prisma
Y desde mi prisma, el mundo es mucho más parecido a como lo relata el poeta que la terapeuta. Para mi desgracia y la de todxs los que tengan un poquito de consciencia.

domingo, 5 de abril de 2015

Consumir

Qué quieres, ser angosto albino.
Quiero casarme contigo y despedazarte en el proceso.
Yo no dejo despedazarme por cualquiera.
Podrías empezar a hacerlo. No niegues los placeres desconocidos sólo por orgullo.
Tengo más que perder que sólo eso.
A quién quieres engañar. No soy el primero que te ofrece despedazarte. Muchos ya arrancaron lo más valioso. Ya casi no queda nada.
Lo que me hace más apetitosa, ¿no?
No tanto como cuando llegues a ser nada, cuando no quede ni un vestigio, ni una partícula de tu existencia. Ahí sí sufriré el éxtasis máximo. Seré el marido de la Nada, y entre nada y nada haremos algo.
Acepto. Luego me toca a mí despedazarte a ti.
Eso es parte del mismo proceso.
Mutua destrucción.
Hasta que no quede nada.
Para que nazca algo.

viernes, 3 de abril de 2015

El acuario budista

La llevé a un acuario budista. No sé, tenía rabia y un poco de pena, ni siquiera quería estar con ella, pero imaginarme a los peces en flor de loto y a los tiburones transformando sus tendencias asesinas en compasión universal me animó un poco. A decir verdad seguía enojado. Pero tenía que llevarla a algún lado, o la iba a perder.
Ya había pasado el espectáculo cuando llegamos. Tres delfines habían alcanzado el nirvana frente al público. Por lo que nos dijeron, un halo de luces doradas los envolvió por 30 minutos. Luego los miraron con una compasión infinita, como diciéndoles "los entendemos, comprendemos su dolor, lo problemático de su existencia, y agradecemos este entendimiento, valoramos el que, a pesar de todo, uno de ustedes, el Buda, haya legado su doctrina a todo el reino animal". Después volvieron al agua y ahí están, nadando y jugando con cadáveres.
Me irritó el no haberlos visto. Quizá yo también hubiera alcanzado algún nuevo estado de conciencia al verlos en pleno proceso de iluminación, quizá me hubieran enseñado a vivir con serenidad lo que había pasado, pero qué le iba a hacer, llegué tarde, como a todo en mi vida.
Vimos todo lo demás: los peces doblando las aletas en un intento de alcanzar una posición efectiva para la meditación, los antes feroces depredadores que ahora se dejaban llevar por las corrientes del agua, las bellas sirenas enseñando cómo extinguir toda clase de deseo.
Guiños de reconciliación durante la visita. Besos por aquí y por allá. Indiferencias que nos atravesaban y que nosotros veíamos a la distancia, mientras nos decíamos con el roce de nuestras manos que al llegar a la casa íbamos a vivir en la cama todo lo que esos peces se estaban negando a experimentar. En unos meses todos esos peces iban a morir sin descendencia. Igual que nuestra relación.

martes, 23 de septiembre de 2014

El mago del vacío

Por cuánto tiempo repetimos hambre, vacío. Sólo la carne, la carne, la carne. El vacío es vacío: no hay nada más. Detrás de los universos hay vacío, el universo es el vacío mismo porque contiene el Todo. El Todo es la Nada, la Nada es el Vacío, el Vacío es el Hambre. Somos magos del vacío, estamos pegados en el vacío, el vacío de no saber qué es lo que se supone que lo llena. ¿La vida, las mujeres, las drogas? La droga sólo crea más vacío, expulsa las angustias que genera la condición de estar vacío y permite que este crezca tranquilamente en el interior. Pero también hay tanto placer… que a veces uno confunde el hambre de carne con el hambre de drogas, el hambre de vacío.

El mago del vacío no puede ser feliz. La felicidad tiene formas curiosas, y para que algo tenga forma tiene que existir, ocupar un lugar en el espacio (material o mental, da lo mismo), quitar segundos de vida a quien lo contempla. Pero como sólo hay vacío, no hay felicidad, no hay nada. Sólo pululan unos pequeños animales vacíos, sin forma, de una existencia distinta a todo lo que existe, que reclaman su presencia provocando dolor. Es la angustia por (¿o de?) el vacío, la principal razón que lleva a alguien a abandonarlo. Pero como el mago del vacío vive del vacío, hace malabares con el vacío como modo de subsistencia, no puede ir en contra de los bichos. Los abraza y se va a la mierda con ellos.

sábado, 5 de julio de 2014

Fono-monja

Recuerdo que con prontitud uno llama a las monjas. Fono-monja, necesito a alguien con quien hablar de mis virtudes. 10 avemarías por cada silencio. Es barato su precio, de qué vive entonces, de la virginidad, del relicario, de los salmos en la iglesia. Nosotras no estamos vivas, morimos el día en que decidimos hacernos monjas. Entonces es una actividad muy estúpida. Es necesario morir para conocer la divinidad. Pero esa divinidad es muy simple, sólo exige una muerte simbólica, sin ningún heroísmo; yo conozco otra divinidad que conoce la furia y que sólo come carne, que acepta como rezos los gritos de dolor y como sacrificio la violencia. Estarás corrompido para siempre si aceptas esa divinidad. La corrupción es mejor que la vida o la muerte, le da un halo de caos a uno, y no la tranquilidad que ustedes tanto propugnan, como si algo hubiera nacido alguna vez de la plenitud. No hay nada más que crear en este mundo. Entonces quédate con tu mundo mezquino, yo voy a llamar al fono-demonio.

domingo, 22 de junio de 2014

Yo no ser Mario Bros.

Camino por un campo cubierto de Ladrillos. Las montañas y los helechos se ven a lo lejos. No sé de dónde salen, cómo pueden crecer entre tanto concreto que los separa de la tierra. Bueno, yo también crecí en el concreto, supongo que de la misma forma de ellos; la vida se da en cualquier lugar, quizá en unas décadas más nazcamos en un tubo y un computador nos enseñe cómo vivir: la permeabilidad entre uno y otros, la omnipotencia de navegar en un espacio cibernético similar al espacio místico del sueño. Oh, wait...

Está despejado. Hay nubes que se mueven lentamente. Los rayos del sol (que intuyo, no lo veo, intuyo que existe y que está fuera de mi mundo pero que de algún modo me alcanza, sólo por el hecho de que el cielo es azul, y es sabido que el cielo no es naturalmente de ese color) rebotan contra su superficie esponjosa y le imprimen unos puntos muy similares a ojos. Las nubes parecen afligidas.

Avanzo para rescatar a la princesa. La extraño, pero sabía todo esto antes de involucrarme con ella: princesa es la que se deja raptar para probar el sentido heroico de su amado; princesa es la directora de una obra ancestral que repite incesantemente el arquetipo de matar al dragón y gozar, es la que posibilita una lucha que sin su debilidad, sin la estupidez de permanecer pasiva ante el reptil, no existiría. Pero su papel no es tan sacrificial, ni tan inocente. Todos sabemos que, en el fondo, le gusta el reptil...

Avanzo por los ladrillos sólo para encontrar más ladrillos volando sobre mí. Esto parece ser una paradoja, un error del espacio, porque tal fenómeno no tendría sentido de no ser por lo que pasó después, la alteración que provocó en mí el hongo que se movía por una fuerza imaginaria. El hongo avanza y yo lo sigo; no tengo intención de nada, sólo de salvar a la princesa, pero sin poderlo evitar mis pies me llevan a él, mi espalda se encorva y mis manos lo llevan a mi boca. No, no, no, no puedo distraerme con esas cosas, podría ser venenoso, podría hacerme engordar, podría hacerme ver esas cosas que veía cuando era adolescente, encerrado en mi pieza escuchando música, la puerta cerrada, pero mil puertas abiertas en mi mente; plantas en la ventana, orugas en las paredes, la lluvia que penetraba hasta mi cama y que era de fuego, de la que yo me ocultaba como me ocultaba de los reptiles que me esperaban afuera, que ingresaban todas mis acciones en un computador para saber mi rutina y después raptarme y llevarme con su líder en Neptuno.

No veo esas cosas, pero sí me siento más grande, más poderoso. Las cosas se ven ínfimas, soy más grande que los helechos y las nubes, aunque me mantengo en tierra, en los ladrillos, y ahora sí tiene sentido que los ladrillos floten sin causa alguna, ahora sí puedo reventarlos a cabezazos (sólo por gusto), y también veo otros que brillan como monedas, que seguramente tienen monedas adentro, pero que no toco aunque quiero tocarlos, porque quiero monedas para comprarme una mansión y llevar a la princesa, pero las paso de largo en una caminata que no puedo controlar, que sigue sin parar sobre los tubos sobre las plantas sobre tortugas que se me aparecen y que no tienen la culpa de nada pero que yo piso sádicamente y cuando mueren tiro las conchas que a una velocidad supersónica también matan a sus amigos en mi marcha sangrienta.

Saaaalto, saaaaaalto por culpa de los hongos que se atravesaron en mi camino, y también maaaaato, maaaaaato a las tortugas que se atraviesan en mi camino, sólo para encontrar a mi princesa, para cumplir con mi destino heroico, resolver la mazmorra, matar al dragón, acostaaaaaarme con la princesa y pedirle a la cigüeña muchos hijos para que se críen en una isla llena de Yoshi's y no con nosotros porque yo la quiero sólo para mí, la cama exclusiva para los papás y no para hijos entrometidos, sólo me basta con saber que existen, que aunque yo me muera mi legado sobrevivirá, y que algún día ellos también se embarcarán en la aventura de salvar a su propia princesa, o quizá más bien tengo la esperanza de que no hagan eso, que encuentren otra opción y se atrevan a llevarla a cabo: quizá espero de ellos que puedan revelarse contra este destino que no elegí, contra el control de mando que está al otro lado de la pantalla y que maneja mis pasos; quiero que ellos puedan mover sus pies a voluntad, que vayan a las nubes, a los árboles, qué se yo, pero que no sigan por este camino de ladrillos que hemos atravesado yo y mis antepasados, que después de tantos años en nuestro inconsciente nos causan hastío, siempre lo mismo.

Espero que ellos sí puedan redimirme y acabar para siempre con este juego que llaman vida.